sábado, 27 de abril de 2013

Lausanne Night

Llueve. Y las calles están mojadas. (Vaya, qué raro, ¿no?). Pero eso no impidió que saliéramos anoche. 

Fue mi primera vez por Lausanne. Para dos mediterráneas, Mercedes (la chica de Barcelona) y yo, quizá no son fiestas tan espectaculares, pero el ambiente así como la zona, están muy bien. La parte mala: los precios carísimos, por simplemente entrar, (no hablemos de las copas). La parte buena: la zona de fiesta es muy accesible y fácil de encontrar, hay diferentes sitios para elegir y no es tan selectiva ni tan pija como Ginebra, además hay trenes cada hora para volver, cosa que en Ginebra NO, desde antes de la 1 y hasta las 5, no hay trenes (lo que significó para Irene y para mí coger un carísimo taxi para volver a casa).

Nos preparamos en casa de Mercedes. Tuvimos una "cena sana" que constó de: patatas fritas y cerveza. (Qué queréis, había que pintarse y peinarse, alimentarse decentemente era secundario). 

Teníamos previsto ir a Mad, una discoteca muy conocida allí, donde la entrada eran 25 francos. Había una fiesta temática de música latina, pero la sala tiene tres plantas, con lo que hay diversidad de estilos. Como llegamos un poco más tarde de lo que teníamos planeado, había una cola impresionante. Otras veces, cuando se ha llenado el aforo, no han dejado entrar a más personas (vamos, lo normal y lo legal, eso que en España raramente pasa). Por eso, decidimos ir a otro sitio, ya que allí era probable que después de una hora de espera, no íbamos a poder entrar.

Así, fuimos a parar al Atelier Volant, que estuvo prácticamente vacío hasta las 12.30 a.m. (hora normal para salir, a no ser que sea a Mad, que a las 11 ya hay que estar haciendo cola). Esta sala tiene dos plantas, en una hacen música en directo y es de hip-hop, en la inferior ponen música latina: reggeton, salsa, bachata, etc. La entrada fue sustancialmente más barata: 10 francos. Si querías ver "el concierto", pagabas 25 francos. Total, nosotras no sabíamos ni quiénes eran. 

Pasamos muy buena noche, bailando un montón de canciones que conocíamos y otras tantas que no (pero las bailábamos igual). Hubo momentos que ponían demasiada bachata o salsa, y se nos hacía más pesado. Estar sentadas suponía que cualquier chico se acercara para querer sacarnos a bailar. No es que fuéramos especiales, por supuesto. Después de nuestra negativa lo intentaban con otras. 

Y bueno, esa fue la noche del viernes. Lo que ha significado un sábado de cama y ordenador en exceso (tengo el culo dormido). Ahora después tengo que hacer babysitting con los hijos de unos vecinos británicos. (Para que no se diga que no hago nada). La semana en general, atareada como siempre, por eso "mis aventuras" por el momento se reducen a una noche de fiesta en Lausanne. (Esto no va a ser todos los días cachondeo). 

sábado, 20 de abril de 2013

Sentimentalismo en sábado

Esta entrada se la dedico a todos mis amigos y familiares. 
No os olvido. 

Es posible que no hablemos muy a menudo, que más de la mitad las únicas noticias que tengáis de mí sean a través de este blog. Es probable que os sintáis molestos, porque me he ido del país y no os estoy prestando la suficiente atención. Quizá os gustaría que habláramos con más frecuencia, como cuando estaba allí. Algunos querrían que pasara más tiempo con ellos cuando visito España, otros que simplemente les visitara. Pero no puedo.

No puedo centrar toda mi energía en prestar atención personalizada a cada uno de vosotros. No puedo, porque ahora estoy trabajando mucho más (aunque parezca mentira) y centrándome en el francés. Porque lo único que quiero cuando tengo tiempo libre y hace buen tiempo es escapar de la casa, para despejarme. No estar encerrada en un ordenador o un móvil, porque, queráis que no, vosotros estáis continuando con vuestra vida y yo con la mía.

Sin embargo, quiero que sepáis que no os olvido. Que siempre hay algún detalle que me recuerda a cada uno de vosotros. Siempre hay alguna anécdota que quiero contaros. Siempre tengo ganas de volver a veros. Os quiero mucho y eso no lo cambia el hecho de que me encuentre a 1.400 kilómetros de distancia. A veces os echo mucho de menos. Y siento que me estoy perdiendo momentos de vuestra vida (sobre todo con mis primos más pequeños, Sarita y Álex). Pero esto es algo que tenía que hacer y que vosotros el día de mañana ni siquiera recordaréis. 

A mi familia: Sarita, Álex, Silvita, Elvira, Jorge, Pilar, Roberto, Sergio, Jaime, tía Tamara, tío Sergio, tía Sandra, tía Silvia, tía Susana, papá, mamá, yaya Pili, abuela Marisa, abuelo Santi, bis, tía Gema, tío Alfonso, Cris, Víctor, incluso abuelo Vicente. Tía Sonia, tías Merche y Mercedes, tía Choni y tía Pepi. Sé que de vez en cuando leéis mi blog y os acordáis de mí.

A mis amigos: Iris, Jeni, María, Toño, Javy, Roci, Bea, Rocío, Andrea, Carmen, Daniela, Ana. Cada uno a vuestro modo, hacéis los días difíciles más llevaderos. Aprecio cada momento que hemos pasado y pasamos. 

¿A qué viene esta entrada? Os preguntaréis. Ayer, recordando el pasado, sé que muchas veces abandoné a muchas personas en el camino, a veces, quizá demasiadas. Me he dado cuenta, que como "ya no se lleva", muchas veces no agradeces a la gente que tienes alrededor el formar parte de tu vida, se te olvida que la amistad es algo que hay que cuidar, al igual que el amor. Y por eso hoy, quiero deciros a todos GRACIAS. 

Gracias a vosotros soy quien soy. Gracias por vuestros buenísimos momentos y risas. Por las horas de presupuestos y de cacacolas. Por los lloros y enfados. Gracias por estar a mi lado. Por los bailes y disfraces. Por intentar evitar que cometa errores (papá y mamá). Por ayudarme a solucionarlos. Por contar conmigo, cuando necesitáis apoyo, consejo o ayuda. Muchísimas gracias por apoyarme, tías. Gracias abuelos, porque a pesar de mis locuras, me queréis como soy y os sentís orgullosos de mí. Gracias, primos, porque no sois sólo eso, sois amigos. Gracias por esta experiencia, Javy y Roci. 

Os quiero muchísimo a todos, por lo que sois, sin distinciones. Por cierto, no os acostumbréis mucho a esta mierda. Creo que no la volveréis a leer. 

sábado, 6 de abril de 2013

Lausanne, Vol. 1


Cada vez que voy a España, la semana previa y la posterior me encuentro en tal estado de pereza, que abandono este preciado medio que tanto entretenimiento me (y espero, "os") aporta. En realidad, yo creo que muchas veces es por evitar el momento de enfrentarse a plasmar en letras eso en lo que estamos pensando. Mi teoría es que una vez hemos escrito sobre ello, estamos confirmando su existencia; no al mundo (ya ves tú, al mundo lo que le interesan las opiniones y experiencias de una tía cualquiera), pero sí a nosotros mismos.

Después de ese párrafo de ida de olla, publicaré algunas fotos de mi viaje a Lausanne. Éste fue el domingo 10 de marzo (sí, hace casi un mes y después del salón del Auto, pero es mi blog y aquí hago lo que me da la gana).

Con las ganas y la alegría que nos caracterizan, Irene y yo decidimos ir a visitar Lausanne. Yo ya había estado una vez, el primer fin de semana que llegué, pero no había hecho turismo allí e Irene no había ido tampoco. Nos enamoramos. El tiempo acompañó durante todo el día en el viaje; las vistas del puerto, el ambiente al lado del lago, fueron la receta de la parte final y lo que nos dejó con buen sabor de boca.
Pero empezaré por el principio. Nada más llegar, fuimos a la Oficina de Turismo y la atención nada tuvo que ver con Ginebra. Aquí, la chica, a regañadientes, me dio un mapa de la zona y me señaló los edificios relevantes. Ni más ni menos. Sin embargo, en Ginebra me atendieron genial, me enseñaron las distintas actividades que podría hacer me explicaron cómo ir en el mapa... Así, giramos a la izquierda y comenzamos a subir una cuesta que parecía no acabar nunca. Para desembocar a la calle que veis en la foto de la derecha.

Se trata de la Iglesia de St. François. Lamentablemente, no hay forma de hacer una foto decente con tanto cable de tranvía, ya se les podía haber ocurrido hacer línea de tierra. Allí, dos locales con un inglés afrancesado, dijeron: "Oh, turistas. ¡Odiamos a los turistas!". Sí, nos recibieron con los brazos abiertos. Pero nos importó lo mismo que la programación en la televisión de España (o sea, nada). Después de comer, nos volveríamos a encontrar con ellos. Esta vez, querían que parásemos. Les enviamos a la mierda amablemente (o sin amabilidad). Y seguimos nuestro camino.

La foto de la izquierda es la Universidad. En ella, se habían reunido algunas personas para reivindicarse a favor de los animales (más tarde vimos esa pequeña manifestación recorrer las calles). Después subimos un montón de escaleras. La verdad, daría gusto estudiar en una Universidad así, rodeada de parquecitos tranquilos, con sus bancos...

Arriba se encontraba la Catedral de Lausanne (foto de la derecha), de obras en su fachada izquierda. Comenzó a construirse en el Siglo XII por el Papa Gregorio X y a día de hoy sigue estando inacabada. La catedral está dedicada a la Virgen María. Durante la Edad Media, los peregrinos acudían allí a rezar a una estatua de oro de la Virgen.













Desde allí, se podía ver toda la ciudad y la Iglesia que vimos en un principio. Además, el cielo estaba tan despejado que se podía ver toda la cordillera y el lago Lemán.

Después de comer, fuimos al lado opuesto de la ciudad, donde está el puerto y el lago Lemán, así como el Museo Olímpico. Allí dimos un paseo y fuimos a tomar algo a un bar. Estaba lleno de gente, era exactamente como un paseo marítimo. El buen tiempo acompañó durante todo el día y el ambiente fue genial.





Al parecer, la vida nocturna de Lausanne es muy conocida por aquí. Mercedes, una nueva amiga, de Barcelona, que vive en Rolle y está trabajando como au pair también, ha salido numerosas veces por allí. Por tanto, nuestro siguiente destino festivo (seguro) será Lausanne. En este último mes lo único que hemos frecuentado son dos pubs de Nyon, que no están nada mal. Mientras tanto, este fin de semana, ha sido más de relajación (es decir, películas, series y ordenador), ya que mis dos compañeras de viaje me han abandonado momentáneamente. Mercedes fue a Barcelona a ver a su familia e Irene está un mes en Los Angeles (aquí al lado).