viernes, 23 de noviembre de 2012

"Me cago en tó"

Aun arriesgándome a parecer vanidosa, diré que lo que más me encanta de nuestro trabajo es la luz. No es para menos. Debido a los focos dichosos, hemos estado hora y media recorriendo Madrid de cabo a rabo buscando aparcamiento en Malasaña (todo en sentido estrictamente figurado de la palabra, porque no había ningún rabo amenizando el viaje, precisamente).
 
Al final, el azar ha querido que encontráramos un sitio (Y UNA MIERDA. Las zonas de carga-descarga por las que íbamos vagando, por fin han dejado de serlo a las 19.00 p.m., hora en la que POR FIN y POR LOS PELOS logramos aparcar).
 
Por si fuera poco, a partir de las 21.00 p.m. era gratis. Y a mí, como me sobra el dinero, se me ha ocurrido echar para una hora más, porque me dan pena todos esos chorizos del Ayuntamiento, no porque mi retraso mental llegue hasta tal punto.
 
Nuestro corto no ha estado exento de contratiempos, entre los que se pueden registrar: un maniquí negro sin cara ni manos, el plantón de un bar que nos abría para grabar (así que, de bar en bar preguntando si podíamos grabar), una pared de un bar quemada (aunque no sé si esto debería ser confesado) y un largo etcétera. (En realidad, creo que no ha pasado nada más, pero por darle más melodrama al asunto).
 
Eso fue el día de ayer. El día de hoy sólo se puede resumir en "Me cago en tó".
Mi abuela, al parecer, ayer nos dio de comer sopa en mal estado. Y así, media familia se ha levantado con el estómago malherido (aquella parte que estuvo gorroneando en su casa). No es por ser chivata, pero el ADN Cerrato se ha visto esparcido por varios lugares hoy. ¿Qué ha alegado en su defensa? "Eso sois vosotros, que estáis debiluchos. Mira yo, también comí y no me ha pasado nada, no hay mal rayo que me parta. Así que no esperéis heredar".
 
Los mal pensados podrían pensar que intentó envenenarnos. Que quizá, cansada de estar cocinándonos cosas deliciosas todas las semanas, quiere asustarnos para que no queramos ir más a su casa. Pero no. Yo creo que lo hace para que vayamos más a su casa a solicitarla cuidados, mimos y purecitos. Y así actúo yo.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Mi abuela usando Skype

A pesar de que las horas no son las más adecuadas, para no variar, y de que debo estar cumpliendo con otras obliganciones, para no variar, aquí estoy pasando el rato.
 
El otro día mi abuela me preguntó que cómo hablaría conmigo, si iba a quitarme la línea de teléfono. La comenté que hablaría por Skype, (a través de una cámara, obviamente no iba a decirle el nombre del programa) y por e-mail con mis padres, que llamaría de vez en cuando y que no se preocupara. "¿Hay de eso? ¿Y dónde se te ve? ¡Pues habrá que ir a casa de tus padres para verte, por allí por la cámara!". Señoras y señores, mi mudanza hará usar Skype a mi abuela.
 
Me imagino una reunión familiar en la que yo esté presente a través de Skype. Los fuera de campo y de cuadro serían constantes. Un claro ejemplo, por cierto, de lo que llevan cuatro años contándonos.
 
Mañana último día de rodaje (parezco profesional y todo). A ver si sale todo bien y puedo mostrar orgullosa un corto que tanto mis compañeras como yo hemos hecho con toda la ilusión del mundo. Y con mucho insomnio, al menos, por mi parte.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Holy Motors

Esta tarde he ido a ver la nueva película de Leos Carax. Es totalmente recomendable para cualquiera que le gusta el cine, pero que no espere ver una película narrativa clásica, lineal o del estilo. De todos modos, aún no me siento capacitada del todo para hacer una crítica cinematográfica que valga la pena. Sin embargo, películas de esta talla aportan distinción a la entrada de hoy.



Hoy me gustaría considerar como "inaugurado" el blog. Pues hoy, además, ya se ha enterado toda mi familia de que me voy y tengo el billete a Ginebra comprado. Llevo días pensando cómo titularlo. Aunque el resultado final no me convence del todo, se puede decir que tengo menos imaginación que una ameba y además, me he visto obligada a explotarla al máximo todos estos días.

Decidí titularlo así porque ayer mi madre me contó una anécdota en la que mi padre, que no quiere que me vaya, dijo que ya volé del nido. Me hizo gracia, porque sé y sabemos que esto es temporal, más quisiera yo volar definitivamente. De todos modos, le aporta cierto dramatismo a la partida. Aunque el drama dura bastante poco, porque mi cama ya tiene dueño antes de que la haya abandonado.

Y sin darme cuenta, el fin de semana ha pasado volando (creo que estoy abusando de esta palabra) y yo, con mil obligaciones por hacer, sólo me he dedicado a la vida contemplativa: fiesta de despedida número 1 (porque es la primera de muchas más, con la excusa estaré más de un mes despidiéndome), cine, merienda familiar, películas. Es duro esto de intentar ser responsable.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Hoy ceno Kebab

Aún no me he ido, y ya me cuesta tener que quedar con todo el mundo para simplemente despedirme. ¡Joder! Si sólo tienen que aguantar y fingir un poco más. Les libro de mi presencia, el 4 de enero por fin. Pero no, no son capaces.
 
¿Tan difícil es ponerse de acuerdo para un día de fiesta? Mi "rollo de siempre" es lograr poner de acuerdo a sólo cinco personas. Menos mal que no tengo planteado casarme, si no habrá gente que dirá que no va, porque no le gustan los ayuntamientos o en el banquete ponen pescado.
 
Hoy, 16 de noviembre, juro solemnemente que si llego a casarme, haré todo lo posible por joder a la gente. Es mi día, quien me quiere vendrá y si no, eso que me ahorro en la celebración. Al fin y al cabo lo realmente importante es la noche de bodas, no porque espere a perder mi virginidad allí, sino porque creo que es uno de esos momentos en que estás cachondo perdido desde cuando dices "Sí quiero", pero la gente no te deja en paz bajo ninguna circunstancia.
 
Pero no pasa nada, hoy estoy feliz. Muy feliz. Llevo dos días con antojo de Kebab y mi madre ha decidido que íbamos a cenar...¡Kebab! ¿En Mont-Sur-Rolle habrá kebabs?