Aun arriesgándome a parecer vanidosa, diré que lo que más me encanta de nuestro trabajo es la luz. No es para menos. Debido a los focos dichosos, hemos estado hora y media recorriendo Madrid de cabo a rabo buscando aparcamiento en Malasaña (todo en sentido estrictamente figurado de la palabra, porque no había ningún rabo amenizando el viaje, precisamente).
Al final, el azar ha querido que encontráramos un sitio (Y UNA MIERDA. Las zonas de carga-descarga por las que íbamos vagando, por fin han dejado de serlo a las 19.00 p.m., hora en la que POR FIN y POR LOS PELOS logramos aparcar).
Por si fuera poco, a partir de las 21.00 p.m. era gratis. Y a mí, como me sobra el dinero, se me ha ocurrido echar para una hora más, porque me dan pena todos esos chorizos del Ayuntamiento, no porque mi retraso mental llegue hasta tal punto.
Nuestro corto no ha estado exento de contratiempos, entre los que se pueden registrar: un maniquí negro sin cara ni manos, el plantón de un bar que nos abría para grabar (así que, de bar en bar preguntando si podíamos grabar), una pared de un bar quemada (aunque no sé si esto debería ser confesado) y un largo etcétera. (En realidad, creo que no ha pasado nada más, pero por darle más melodrama al asunto).
Eso fue el día de ayer. El día de hoy sólo se puede resumir en "Me cago en tó".
Mi abuela, al parecer, ayer nos dio de comer sopa en mal estado. Y así, media familia se ha levantado con el estómago malherido (aquella parte que estuvo gorroneando en su casa). No es por ser chivata, pero el ADN Cerrato se ha visto esparcido por varios lugares hoy. ¿Qué ha alegado en su defensa? "Eso sois vosotros, que estáis debiluchos. Mira yo, también comí y no me ha pasado nada, no hay mal rayo que me parta. Así que no esperéis heredar".
Los mal pensados podrían pensar que intentó envenenarnos. Que quizá, cansada de estar cocinándonos cosas deliciosas todas las semanas, quiere asustarnos para que no queramos ir más a su casa. Pero no. Yo creo que lo hace para que vayamos más a su casa a solicitarla cuidados, mimos y purecitos. Y así actúo yo.
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