Cada vez que voy a España, la semana previa y la posterior me encuentro en tal estado de pereza, que abandono este preciado medio que tanto entretenimiento me (y espero, "os") aporta. En realidad, yo creo que muchas veces es por evitar el momento de enfrentarse a plasmar en letras eso en lo que estamos pensando. Mi teoría es que una vez hemos escrito sobre ello, estamos confirmando su existencia; no al mundo (ya ves tú, al mundo lo que le interesan las opiniones y experiencias de una tía cualquiera), pero sí a nosotros mismos.
Después de ese párrafo de ida de olla, publicaré algunas fotos de mi viaje a Lausanne. Éste fue el domingo 10 de marzo (sí, hace casi un mes y después del salón del Auto, pero es mi blog y aquí hago lo que me da la gana).
Con las ganas y la alegría que nos caracterizan, Irene y yo decidimos ir a visitar Lausanne. Yo ya había estado una vez, el primer fin de semana que llegué, pero no había hecho turismo allí e Irene no había ido tampoco. Nos enamoramos. El tiempo acompañó durante todo el día en el viaje; las vistas del puerto, el ambiente al lado del lago, fueron la receta de la parte final y lo que nos dejó con buen sabor de boca.
Pero empezaré por el principio. Nada más llegar, fuimos a la Oficina de Turismo y la atención nada tuvo que ver con Ginebra. Aquí, la chica, a regañadientes, me dio un mapa de la zona y me señaló los edificios relevantes. Ni más ni menos. Sin embargo, en Ginebra me atendieron genial, me enseñaron las distintas actividades que podría hacer me explicaron cómo ir en el mapa... Así, giramos a la izquierda y comenzamos a subir una cuesta que parecía no acabar nunca. Para desembocar a la calle que veis en la foto de la derecha.
Se trata de la Iglesia de St. François. Lamentablemente, no hay forma de hacer una foto decente con tanto cable de tranvía, ya se les podía haber ocurrido hacer línea de tierra. Allí, dos locales con un inglés afrancesado, dijeron: "Oh, turistas. ¡Odiamos a los turistas!". Sí, nos recibieron con los brazos abiertos. Pero nos importó lo mismo que la programación en la televisión de España (o sea, nada). Después de comer, nos volveríamos a encontrar con ellos. Esta vez, querían que parásemos. Les enviamos a la mierda amablemente (o sin amabilidad). Y seguimos nuestro camino.
La foto de la izquierda es la Universidad. En ella, se habían reunido algunas personas para reivindicarse a favor de los animales (más tarde vimos esa pequeña manifestación recorrer las calles). Después subimos un montón de escaleras. La verdad, daría gusto estudiar en una Universidad así, rodeada de parquecitos tranquilos, con sus bancos...
Arriba se encontraba la Catedral de Lausanne (foto de la derecha), de obras en su fachada izquierda. Comenzó a construirse en el Siglo XII por el Papa Gregorio X y a día de hoy sigue estando inacabada. La catedral está dedicada a la Virgen María. Durante la Edad Media, los peregrinos acudían allí a rezar a una estatua de oro de la Virgen.
Desde allí, se podía ver toda la ciudad y la Iglesia que vimos en un principio. Además, el cielo estaba tan despejado que se podía ver toda la cordillera y el lago Lemán.
Al parecer, la vida nocturna de Lausanne es muy conocida por aquí. Mercedes, una nueva amiga, de Barcelona, que vive en Rolle y está trabajando como au pair también, ha salido numerosas veces por allí. Por tanto, nuestro siguiente destino festivo (seguro) será Lausanne. En este último mes lo único que hemos frecuentado son dos pubs de Nyon, que no están nada mal. Mientras tanto, este fin de semana, ha sido más de relajación (es decir, películas, series y ordenador), ya que mis dos compañeras de viaje me han abandonado momentáneamente. Mercedes fue a Barcelona a ver a su familia e Irene está un mes en Los Angeles (aquí al lado).
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